Cuarta entrega

La luna soñó en la puerta

El libro ensoñador descubriendo alado en la montaña de arcoiris

El músico silencioso perderá complacientemente en la montaña calmada

El brujo transparente camina fatigado en el espacio universal 

El gato perezoso canta ansiosamente la montaña de arcoiris

La silla sabia nadaría en los sueños en el jardín marchito

La estrella apagada guarda flexible en el camino sucio

La página en blanco soñó desesperada la superficie acuática

El joven curioso salta amargado en el mar inmenso 

La ingeniera vanidosa incinera los pensamientos en el castillo apasionado

El pájaro mudo mira despistado en el cuadro vacío

El árbol desnudo correrá cautelosamente en la calle ruidosa

La luz encantadora comió deprimida a las puertas del infierno

El gato pervertido balbucea afanado en la bóveda cansada   

El agua marinada sonrió sincera en los dulces brazos de mamá

El gato endiablado correrá cautelosamente en el jardín marchito

La tormenta adormecedora comió deprimida en el valle de la muerte

El guardia dormilón asfixia el alma en el pantano cristalino


Creación colectiva


El conquistador


Cuando el conquistador llegó,  invadió el país de los muiscas, siguiendo el camino de la sal, buscando afanosamente el botín  de El Dorado.

Cuando el conquistador llegó, saqueó y repartió el fruto del saqueo, una parte para el rey y la otra entre los participantes según jerarquìa.

Cuando el conquistador llegó, trajo consigo una religión ajena, los franciscanos veían en cada pieza de orfebrería y artesanía la idolatría al diablo.

Cuando el conquistador llegó, quemó sus santuarios y fueron suplantados por la iglesia y la cruz.

Cuando el conquistador llegó, profanó las tumbas de sus ancestros buscando el oro macizo.

Cuando el conquistador llegó, trajo la barbarie, la enfermedad, la tortura y la muerte.

Cuando el conquistador llegó, impuso su idioma.

Cuando el conquistador llegó, se jactó de servir a Dios y a la Corona.

Cuando el conquistador llegó...


Yolanda Moreno



La vi dichosa

Este corazón mío 
está feliz, está contento
se pone así, así…
cuando en ella pienso
en cada noche
me alegra el alma
porque contigo sueño.

Al despertar la aurora
en este bello día
la vi venir por el sendero
cuando el sol a la distancia
alzaba el vuelo, como mariposa al viento.

Lucias bonita y tan radiante
y su carita estaba esplendorosa
con las flores de aquel camino
que ella tomaba tan pretenciosa
cada una allí le contaba cosas
cosas bonitas, cosas que hablaban
de nuestra historia                                                   

Y te sonrojaste con tu sonrisa algo nerviosa
tomaste el mismo tono
de aquella rosa, mi tierna niña
la que me espera con su alegría
así mi vida también la honra.

Merardo Rios


Negro sobre Blanco 

Negro sobre blanco  Azul sobre Blanco  Rojo sobre blanco  Aire blanco sobre hielo blanco  Enfría la piel pero calienta el alma Huella de hielo sobre tierra de hielo  Nos acerca a un hielo que junta con un cielo sin fin Un aire tan pequeño que no existe y se expande a una galaxia blanca  Una montaña blanca vuela tan alto que llega al otro mundo Otro mundo donde no hay dolor,  pero no hay calor Otro mundo donde no hay amor, pero hay compasión  La misma que el aire le da al viento  cuando le cede el espacio para fundirse  con esa inmaterial materia de hidrógeno desconocido

María Cristina Ballén Vanegas


Tarde soleada

Son las tres de la tarde, el sol aún está brillante y caluroso.  Las nubes blancas en la bóveda azul y en el firmamento sobresalen.  Contemplo desde mi ventana, Los árboles del parque están llenos de flores amarillas y hojas frondosas. Hay pocas aves que alegran el día con sus cantos.  Los que escucho también en el cuarto que descanso, Y en las noches de cuarentena También veo la ludoteca, lugar que niños y niñas  Lugar sin visitas, los niños no han podido parar de divertirse en los juegos Ni en la arenera, el virus podría estar ahí y ellos enfermar Algunos padres también descansan al traer los niños en coches,  los bajan y sacan a correr y a gozar en el pasto  Pero se van porque el parque está cerrado día y noche. 

Carmen Vanegas


Pasos desapercibidos

El bailarín caminaba sobre los bloques rojizos y se cuidaba de no pisar las delgadas líneas que
separaban unos de otros, eran grises o blancas, a veces amarillas y en muchas ocasiones, vacías. Como
era costumbre, al final de los días miraba al cielo y lo veía teñido de besos mal logrados, semáforos
pensaba que quizás era porque se parecía a la mancha que no abandonaba su pecho.
fundidos, saludos combinados y café ahumado, pero se preguntaba por qué el azul nunca se veía y
banca que halló, ahí, miró directo a sus pies y detalló sus zapatos desgastados, necesitaba otros. El sol
Un día, en su recorrido de la tarde, sintió que una mirada no lo perdía de vista y se sentó en la primera
andaba, el bailarín no sabía lo que era o lo que hacía, creía que solo caminaba pero su danza fascinaba
caía pero sentía calor, seguro había sido por su intento frenético de esquivar las líneas mientras
a los ojos espectadores. Escuchó una voz, al principio imperceptible.
Él solo la miró y no respondió nada. Ella veía en el bailarín, el talento más brillante. El bailarín sentía
-Eres un bailarín -miró a su alrededor, y encontró a una joven que vestía un abrigo que parecía de tela
muy fina- podrías venir a presentarte al teatro.
que estaba roto pero accedió a ir al teatro. La luz tenue dibujaba su silueta y no se preocupó por las
frío y se congeló en el aire al saltar, solo cuando sus pies volvieron a tocar el piso, pequeñas gotitas
líneas que se trataban gracias a las tablas del escenario. Sus pies siguieron las potentes notas de las
cuatro estaciones de Vivaldi, fue una mezcla que se concentró en cada parte de su cuerpo, sintió el
adornaron su frente y al final, cerró los ojos como si el viento viviera dentro de él. Las luces que
escuché salir de tu boca antes de venir aquí, existo. Soy el bailarín.
apuntaban al escenario se apagaron y la joven emocionada que lo esperaba en la primera fila de sillas
le dijo que nunca había visto algo así. Él se quedó inmóvil por un momento, la ruptura que sentía
dentro de él, se había escapado.
-En el escenario-dijo-el azul dentro de mí, se mezcló con otras tonalidades y ahora, por la palabra que
escuché salir de tu boca antes de venir aquí, existo. Soy el bailarín.

Sofía Cárdenas Barragán


Experiencia sublime

¿Cómo plasmar en palabras un sentimiento indescriptible? Indescriptible el seguimiento que hacía la luna a mi ventana en una carretera oscura. Oscuro mi pensamiento de lo diminuta que me sentía en un universo tan grande. Grande mi angustia. Angustia increíble por la incertidumbre a lo que iba a pasar después. Después, ¿Cuándo? Cuando yo ya no sea yo y habite otro cuerpo, ¿o mundo? Mundo de emociones y sentimientos que me dejaban intranquila, inquieta, volando en los confines del universo desde la silla de un carro. Carro, como si te necesitara, mi mente me ha llevado a recorrer millones de kilómetros sin siquiera dar un paso.  Paso de causar angustia y temor a entendimiento y admiración. Admiración por aquellos ilustradores, ilustrados y aprendices que tienen una explicación para todo. ¿Todo? ¿Es posible entenderlo todo siendo nada? Nada en un espacio en constante crecimiento y expansión, ¿o será que yo soy todo y esta realidad es un invento de mi subconsciente, que cree serlo todo? Todo… ¿Qué es todo, que cabe dentro de un todo en el que no se sabe nada? Nada, parece que nunca voy a salir de estas palabras. Palabras insuficientes vienen a mi cabeza cada que pienso en el fin de esta vida y comienzo de otra. ¿Otra? ¿Hay acaso otras vidas? Vidas las que me faltan para entender mi verdadero tamaño, el que va más allá de mis 163 centímetros de altura.  Altura necesaria para descubrir adentro lo que está afuera. Afuera ¿Dónde? Donde los cuerpos son herramientas y las almas el mismísimo ser.  Ser parte de las estrellas, constelaciones, galaxias, ¿del universo? Universo cuánta intranquilidad y movimiento le has traído a mi calmada y pausada vida.

Mariana Murcia


Buchones de agua

Cada sábado en casa cambiaba el líquido a los buchones de agua que se encontraban en la gruta, elaborada en piedra de río, que mamá hizo construir en el patio, como altar para la imagen de la virgen.  Yo tomaba las plantas, las pasaba a un balde y lavaba la gruta, limpiando esos animalitos diminutos verdosos, el musgo plagado de parásitos, el agua oscura y babosa. Del buchón se desprendían sus raíces, negras fibrosas, me daban asco, y yo pensaba si alguna de esas raíces me rodeara y poco a poco me convirtiera en un buchón de agua, o el buchón poco a poco se convirtiera en humano.

De pronto sus  raíces nervudas  de múltiples colores en especial el negro, fueron formando complejos microorganismos con gran capacidad de crecimiento, me  inundaron, me transfiguré en su propia biomasa con una cabezota bulbosa rodeada de unas cuantas hojas verdes, mis ojos brillantes desaparecieron, enmudecí,  mis oídos ahora son lóbulos repolludos, de mi cuello salen gajos, y mi tronco se convirtió en un tallo reducido conectado con diferentes individuos de la misma especie y mis brazos y piernas son  cogollos circulares de unos 16 cm de largo y un ancho de 12 cms,  he florecido con un lirio de color lila, variando de blanco a morado, pero desafortunadamente soy como Lucifer, cuando me desintegro expelo azufre,  la oscuridad y las sombras son mi mundo predilecto y mi  descomposición es nueva vida, prolongándose la vida  buchona.


Edilma Moreno


Afrodita perversa 2.0

Mirando al horizonte, solo, desnudo y descuidado, pensando en la página desgarrada de Calíope, fijando la vista en tu monte de Venus solo con el plan de conquista, bastó solo una imagen... Afrodita perversa… para querer desflorar esa inocencia, solo quiero el momento preciso, solo dame un intervalo entre tu pecho, solo déjame bordear tus muslos y sabrás lo que es pasión, solo deja que posea tu mirada, muerda tus labios y serás mi musa eterna… solo deja que la ambrosía de tus encantos prohibidos me invadan, Afrodita perversa, solo deja que tu piel húmeda se evapore en la mañana y llueva sobre mis labios al anochecer, deja que la circunferencia de tus caderas exaltadas surquen mi epidermis, así sabrás lo que es morir en un segundo y volver a renacer en el siguiente… Le petite mort… el orgasmo perfecto.

Javier Rincón



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