Entrega # 15

Pajarita roja

Montaña verde
clara oculta días
y noches rojos.

Azul y gris es
la montaña eterna
de la silente noche.

La estrella sol
mira la niña roja
Ella solo corre.

Corre corre sí
No mires hacia atrás
Estrellas caen.

Ochenta sueños
Corren por el aire
Alimentando

Las flores rojas
Toman tu aire azul
Y vuelan luz.

María Cristina Ballén Vanegas




Una persona misteriosa

Un día que amaneció lloviendo y las nubes negras no dejaban ver las montañas, tocaron a la puerta, estábamos dormidos todavía, ya que era domingo. Pedrín se despertó y comenzó a llamar – mamá Ubaldina. Ella era un poco sorda , le dijo al nieto – ¿ quién es?

–Casimiro, que trae las ramas de eucalipto para desinfectar la casa. 

Era el hombre que va por varios barrios vendiendo ramas y con lo que se sostiene. Cuentan las personas que él va a los montes no solo a recoger ramas. Dicen que va a encontrarse con OVNIS y permanece varios días sin comida y no se cansa. Regresa a la ciudad y sigue trabajando con las ventas de tierra, matas y ramas en una carretilla. Algunos lo miran con desprecio y miedo. Otros lo miramos con curiosidad, otros se preguntan qué hombre tan raro, que lleva muchos años en la ciudad, que ya no es un pueblo.

Carmenza Vanegas G


Constelación de un poeta

Oscuridad dibuja su silueta,
¿Quién eres? que por las calles vagas,
Susurros me cantan lo que divagas,
Es tu alma pura e incompleta.


Eres un lucero o un cometa,
Tu contemplación me empalaga,
Un sentimiento en mí, naufraga;
Eres constelación de un poeta.


Miras la luna y no la alcanzas,
Me miras a tus pies como esclava;
Estoy tan triste y sin esperanza.


Fúndete conmigo en una danza,
Al despertad juntos seremos lava,
Será alegría y bienaventuranza.

Dalix Johanna Gonzalez Gonzalez

@sultanadeletras.



Jardín del Edén


El bosque, lugar mágico que guardaba una gran maravilla, no era un lugar oculto ni escondido, cualquier persona podía acceder a él, podía contemplarlo y disfrutarlo.

En medio del bosque estaba la mansión que albergaba un bello jardín que permitía ver de frente, de perfil, o de espaldas, una figura humana de cuerpo entero representando la muerte, la estatua sobre un pedestal, sus rasgos perfectamente reconocibles, era una visión idealizada de la muerte, tenía semblante tranquilo, con gestos profundos dando una sensación de divinidad, con los brazos abiertos, esculpida en mármol gris, estaba dañada debido al mal de piedra producido por la contaminación.

El nuevo jardinero se encontraba podando los arbustos, de repente sintió escalofrió y un silencio sepulcral, no pudo apartar de su cabeza la idea de que la estatua de la muerte estaba viva, observó como la estatua tomó vida y bajándose de su pedestal dijo amablemente al jardinero, hoy estarás en el jardín del edén, él sintió que todo su cuerpo se paralizaba, su cara no se movía, pero podía ver, oír y olfatear, sintió como la muerte lo rodeaba y lo convertía en una estatua más que adornaba el jardín, hizo cuanto pudo para liberarse sin ningún éxito y no lo entendía porque si a nadie había hecho ningún mal y nadie tenía queja de él.

Más tarde colocaron una plaqueta a la nueva estatua, MUERTE EN EL JARDIN DEL EDEN.

Mimí


Haikus

El árbol vió
Tú sombra fría
Al pasar desnuda.

Al viento tú voz 
Se esfumó cantando 
Me dejaste herido.

Las campanas viejas
Lloraban amargamente
Su triste desenlace.

Lloviendo está
El sol sin irse
Aún calienta el nido.

La muerte ronda
Al que llegó herido
Y la vida se aferra.

Parmenio Cárdenas

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